Otra vez Granada, menudo viaje.

Si señores, otra vez fuimos a Granada, la décima ya. Se podría resumir el viaje en tres frases, alguna de ellas lapidarias.

- Are You Talking to me, Manolito?
- Empezamos de 0
- Dime un número del 1 al 10

Como yo no soy de resúmenes cortos y menos este mi blog que a veces puede llegar a ser cansino por si mismo, voy a pasar a comentarles "brevemente" que tal nos fue por Granada y de paso explicarles que significado tienen esas frases.

Estaba acostumbrado a irme más sólo que la una de viaje, siempre sólo para este destino. Ultimamente las cosas han cambiado y se roza el lleno en el Hotel Perolo. El jueves pasado partimos a la ciudad de la tapa, la cerveza y el chupito (uff, aún duele), el señor Van Berti y su señora Almudena, Pablo y yo pispo, después se unirían Alfonsazo y Patricio. La primera noche en Graná fue como casi siempre, copas caseras y a sobar cuando el cansancio ya no da para más.
La mañana del viernes se empezó demasiado temprano para estar de vacaciones, pero mereció la pena. Visitamos la Alhambra y bien visitada, rozando las 4 horas de paseo por el paraíso árabe. Después continuamos la visita con unas cañas y unas ricas tapas que bajamos con té y una cachimba interminable. Oscuros nubarrones se avecinaban cuando fuimos a recoger el coche. Y no es que fuera a llover, es que no había coche, la grúa lo retiró y entre risas y malos tragos lo retiramos previo pago de clavada por la escuadra.
Por la noche, tras recoger al Willi y tomarnos las primeras copas fuimos a recoger también a Patricio y empezamos de 0. Cayeron más tubos de cerveza y después una cantidad desmesurada e incontrolable de chupitos...al final todos buscando hormigas. Ahí en mitad de la chupitería surgieron demasiadas cosas pero sobre todo una que hizo estragos, sólo puedo decir que ¿me dices un número del 1 al 10?
A la resaca siguiente fuimos a la Alpujarra a comer y tras 127 curvas y algún que otro mareo pudimos degustar la estupenda cocina alpujarreña, ¡espectacular!
Por la noche nos fuimos a una de las pocas cosas que estaban planeadas, el concierto de Extremoduro (La crónica aquí), y fue la hostia.
El domingo, antes de la vuelta, paella al canto bañada por lambrusco y bajada con pastelitos.

La puntuación del viaje como de costumbre, ¡IM-PRE-SIO-NAN-TE!