En Octubre de 1944 la Francia ocupada está empezando a dejar de serlo. Los aliados están barriendo a los alemanes y al sur del país Galo, en los pirineos junto a la frontera con España, prácticamente ya no se mueve ningún nazi.
Estos aires de victoria que se respiran alientan a muchos exiliados españoles, que hasta ahora habían estado luchando en la resistencia contra los nazis, para volver la vista hacia su país y comenzar a pensar que este puede ser un buen momento para luchar por su tierra. Por eso se pone en marcha la invasión del valle de Arán; nombre en clave: Operación Reconquista de España.
En 1944 las llamadas a la invasión por parte del general republicano José Riquelme, transmisiones de radio desde Toulouse y el empeño del líder del Partido Comunista Jesús Monzón, animan a más de 4.000 voluntarios para apuntarse a la operación.
El plan consistía en una serie de ataques a lo largo de la frontera pirenaica con el fin de distraer al enemigo y penetrar con el grueso de la tropa por el valle de Arán para tomar Viella donde se establecería un gobierno provisional.
Para eso era imprescindible tomar el puerto de Bonaigua, único paso por donde las tropas franquistas podrían llegar hasta Viella y al valle. La idea era que lo difícil del acceso, el invierno que comenzaba, el apoyo de los aliados y un levantamiento civil en el resto del territorio español acabaría con el régimen de Franco.
La invasión se inició el 19 de Octubre de 1944 a las seis de la mañana. En un principio el factor sorpresa jugó a favor de los invasores y en apenas 24 horas habían conseguido ocupar casi una veintena de poblaciones instalando el estado mayor en Bossot.
Sin embargo la suerte cambió. El vital paso de Bonaigua no pudo ser tomado y los refuerzos franquistas, al mando del general Moscardó y formados por más de 50.000 hombres armados y varios tanques y cañones, no tuvieron problemas para llegar hasta las afueras de Viella.
Aunque los aproximadamente 7.000 guerrilleros que estaban en el valle eran en la mayoría gente ruda, sólida, veteranos que habían luchado en la guerra civil y después en la Resistencia contra los nazis (vamos, gente “curada al humo” como dicen en mi pueblo) la desigualdad militar era demasiado grande.
La situación final la describe Santiago Carrillo quien participó en la campaña.
A la salida del túnel de Viella estaba esperándonos el general Moscardó con varias decenas de miles de soldados, tanques y artillería; en conjunto una fuerza contra la que no teníamos ninguna posibilidad. Permanecer en el Valle de Arán no hubiera tenido ningún sentido; nos desalojarían fácilmente y avanzar por el túnel de Viella, como pensaban algunos, era meterse de cabeza en una trampa.
Tampoco se produjo ese esperado alzamiento civil y pocos fueron los que se unieron a los guerrilleros. Además, los aliados… Bueno, los aliados simplemente miraron para otro lado.
Las bajas fueron 588 guerrilleros y 248 franquistas. La mayoría de los guerrilleros que sobrevivieron regresaron a Francia y muchos continuaron su lucha con los grupos de Los Maquis. Los críticos a la operación Reconquista de España creen que Jesús Monzón se equivocó con una operación tan prematura y que pecó de impaciencia y exceso de pasión. Primero habría que haber mandado guerrilleros veteranos para adiestrar a otros y formar una resistencia fuerte antes de haber cruzado la frontera.
FUENTE: Historias con Historia
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