Como comenzar a hablar de este post si aún sigo sin voz y más cansado que un perro.
Todo empezó el viernes 11 de Julio, una fecha que se quedará grabada en nuestras enfermas mentes de por vida. Iron Maiden en Mérida, total ná.
El festival fue apoteósico, primero la caminata desde el coche hasta el recinto con 40 grados pegándonos en la chepa y con 3 litronas como único abituallamiento. Iced Earth inconmensurables, Slayer ni fu ni fa, Iron Maiden indescriptibles y Barón Rojo dando el callo cuando la peña estaba muerta. Si quereis leer detalladamente la crónica de los Chachos en el Via de la Plata Festival tendréis que pasar por mi otro Blog, Mucho más Heavy Metal.
Al día siguiente y casi sin dormir, excepto yo que me quedé dormido y me tuvieron que sacar de la cama, partimos a la playa más fría del planeta.
Costa de Caparica nos recibió con una viento y un calor cojonudos y con el agua del Atlántico más fria que los cojones del Yeti.Dos días de mucho calor, mucho aire, muchas risas, muchas calenturas, un hostal con una ducha enana, barbaridades e insultos a diestro y siniestro, congelaciones de ciertas partes del cuerpo, unas pizzas espectaculares, el mejor top-less que hemos visto en nuestra vida y desde luego la mejor compañía.
En este año tan raro que estamos viviendo nos hemos corrido pocas juergas pero a cada cual mejor.
La próxima, quizás sea el concierto de Extremoduro en Mérida o un viaje a Granada a visitar al señor Perolo en su nuevo trabajo. ¡Mucha suerte maricón!
Hasta entonces sean felices.
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