La primera noche en mi casa

Hace algo más de una semana, en mitad del puente de diciembre, decidí montar una semifiesta en mi nueva casa. Nada importante, sólo unos cuantos amigos, un poco de comida, bebida, humos afrutados y una Play Station.
Una mesa de campo y unas butacas plegables componían el mobiliario improvisado que nos permitía estar allí. Todo estaba saliendo al pelete, lo estabamos pasando bien y sobre todo, no estabamos pasando excesivo frío.
Pasadas las 11 de la noche, y tras pasar la primera ronda del Pro, creo escuchar que llaman a la puerta. Efectivamente llamaban a la puerta. La primera reacción fue ir al salón a pedir un poquito de por favor y, desde luego, no abrir la puerta. En esos momentos la puerta se abre "sóla" y aparece la policía portuguesa, dos bigardos y uno de ellos con mostacho. Como pueden suponer, mi vecino, es decir, el cabrón de mi vecino había llamado a la poli porque al parecer estabamos montando un escándalo bastante curioso. La verdad es que la policía tampoco se puso de muy mala leche conmigo, supongo que les daría pena ver con la cara de gilipollas con la que les miraba mientras intentaba no descojonarme porque no dejaba de pensar que teníamos la cachimba encendida en el salón y con estos portugueses nunca se sabe.
A partir de ahí, como era de suponer, se nos cortó un poquito el rollo pero seguímos más o menos como si no pasara nada ya que, en realidad no habíamos hecho nada malo.
Pasados dos días volvímos a cruzar la fontera con ganas de probar la fiabilidad de mi querido vecino. Estuvimos allí hasta las cinco de la mañana dando guerra, sin ánimos de joder pero dejando claro que este tio no iba a vivir sólo en el portal.
La conclusión de todo esto es que pasamos un par de días de maravílla, pasándolo bien y deseando repetir. Espero que para la próxima vez ya tenga los muebles y podamos esta allí como las personas normales.


PS: Esta historia ha sido plasmada en este blog para que la otra parte de Badajoz que aún no sabía que había pasado, ya lo sepa.

Cuídense