Los cuerpos, de unos 6.000 años de antigüedad según el análisis del carbono 14 realizado sobre los huesos, ya se conocen entre los especialistas como "los enamorados". Los estudios demuestran que el cuerpo de la derecha pertenece a un adulto de entre 35 y 40 años, de sexo indeterminado, y el de la izquierda, a una niña de unos 12 años. La "intencionalidad" de enterrar a dos personas en posición fetal en un único hueco demostraría, según las conclusiones de la antropóloga Mila Macías, un "fuerte vínculo afectivo" entre ambos. Sólo el ADN podría desvelar si entre ellos hay una relación familiar.
La muerte debió sobrevenirles prácticamente a la vez, pues de lo contrario los cuerpos no podrían aparecer tan entrelazados. En los restos, localizados con un cuidado exquisito, se han encontrado restos de pigmentos ocres, depositados a sus pies, así como diversas agujas de hueso, posiblemente de un tocado del peinado, pues se encontraron próximas al cráneo del adulto.
Pese a lo singular de este hallazgo, "los enamorados" no son el principal legado histórico de esta necrópolis, en la que ya se han documentado hasta 83 individuos. En cambio, si es el más "emocional", pues sólo hay un abrazo que compite en antigüedad en el mundo con el de la isla: el hallado hace pocos meses en Mantua (Italia), de entre 5.000 y 6.000 años, conocido como "los amantes de Valardo". Además, destaca el buen estado de conservación de los restos hallados por Vijande y su equipo, unos huesos que no se han separado -para lo que se ha seguido un proceso lento y delicado- y que están siendo restaurados para exponerlos en el Museo Histórico Municipal de San Fernando a lo largo del presente año.
La "impresionante" necrópolis que escondía el municipio es muy valiosa porque da fe de un número elevado de pobladores en un territorio "que por esas fechas era una completa isla separada con respecto al continente por cientos de metros". "Eso haría preciso -puntualiza el profesor- unos mínimos conocimientos de navegación para el intercambio de productos", como cuentas, colgantes de ámbar o turquesas, de los que se han encontrado restos como parte de ajuares. También se han localizado restos marinos, que usaron como adornos, y que dejan entrever su dieta.
Ahora el reto está en estudiar las formas de vida de estos hombres y sus relaciones sociales en función de clase, un proceso en el que los investigadores confían en lograr apoyo institucional. Como explica Vijande Vila, "a pesar de las escasas ayudas económicas a la investigación", las conclusiones preliminares sobre el yacimiento de San Fernando ya se han expuesto en un encuentro internacional en el Algarve (Portugal), ante expertos de Marruecos, Francia y Alemania.
Fuente: ikerjimenez.com
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