Corría el mes de noviembre de 2006, Iron Maiden había sacado nuevo disco y además hacían una tremenda gira que les traía a España, pero demasiado lejos para nosotros.
Tras darle miles de vueltas nos decidimos a ir, era a Barcelona.
Alfonso desde su retiro espiritual en Madrid y yo desde Badajoz (el Perolo no pudo apuntarse y sufrimos una baja de última hora), iríamos al Palau Sant Jordi a disfrutar como enanos.
Un día antes del concierto me presenté en Madrid, tras 5 horas insoportables de autobús, y allí me esperaba mi querido Willi, botella de ron en ristre y cerveza a las espaldas. Hicimos lo que se esperaba de nosotros, tomarnos unas cervezas y de postre un poco de ron.
A la resaca siguiente, perdón, a la mañana siguiente, tempranito y con la fresca, salimos a toda leche en el metro hasta el aeropuerto de Barajas para pillar el puente aéreo. El avión era la hostia, mitad de pasajeros con traje y corbata y la otra mitad con camiseta negra de los Maiden y melenas.
Barcelona es una ciudad que merece la pena ser vista muy detenidamente, nosotros sólo teníamos medio día para verla y disfrutarla. Vimos todo lo turisticamente típico porque no había para más, nos metimos unas cervezas para el cuerpo y una paella impresionante, "osti tu"!
Estuvimos en la Sagrada Familia (la 1ª vez que paso tanto tiempo en una iglesia), el puerto deportivo, el barrio gótico, la playa de la Barceloneta y dando largos paseos disfrutando con el desfile de modelos continuo que nos acompañaba.
Por la tarde, pillamos el metro y en un ratillo nos plantamos en la entrada del Palacio Real. No, no es un repentino interés por la monarquía, es que el Palau estaba detrás y había que pasar por allí.
El concierto fue impresionante, era la primera vez que los veíamos y los pillamos con tantas ganas que apenas caímos en que sólo tocaron media hora los clásicos. En fin, Iron Maiden es Iron Maiden.
Volvimos al aeropuerto e hicimos noche allí, todo un clásico ya. La peña se refugió del frío como pudo. Unos tirados entre cartones como vagabundos, otros debajo de las mesas de un restaurante, nosotros partiéndonos la espalda en los bancos metálicos y después en el suelo, y el mejor de todos, un notas metido debajo de un coche de exposición, ¡acojonante!
El último día en Madrid transcurrió como se esperaba. Mucho cansancio, pena por tener que volver sólo contrarrestada por la alegría de comer con mi primo y con Alfonso y por lo de puta madre que nos lo pasamos.
Pensamos que no los veríamos más y hace un par de meses cayó la segunda. Algo me dice que mientras no se retiren los veremos alguna que otra vez más.
¡Escolti, Osti tu!
PD: El próximo Do You Remember? será el del primer concierto de Marea con el señor Perolo, que ese también se las trae.
2 comentarios:
tienes razon tio menudo viaje nos pegamos, todo fue la leche, pero sobre ahi nacio una de mis cualidades el hablar en catalán si hablarlo, k barbaridad.
me estoy acordando de la cara de la gente cuando se nos quedaban mirando por ir insuntandoles en catalá, ¡Escolti tu, Fil de Put!
jajajaja
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