Marwan Viajes

jueves, 26 de junio de 2008

Aquellos maravillosos años...

Hoy os voy a hacer retroceder en el tiempo, más o menos hasta casi vuestra infancia.
Está claro que los tiempos han cambiado, nosotros nos divertíamos con juegos inofensivos (salvo el de las pedradas) y casi sin necesidad de tenerlos, sólo con la imaginación hacíamos cosas increíbles.

Ahora si no eres maki, no puedes jugar a nada...

Cuando éramos unos críos no jugábamos a la Play, básicamente porque no existía.
Pero aún así, disfrutábamos del Fifa con una jugabilidad increíble, con todos los jugadores en los equipos creados por nuestras propias manos e incluso tenían las camisetas oficiales de la temporada. Yo incluso fundé una liga con 6 colegas de la clase en el colegio y teníamos hasta calendario oficial con todos los partidos, e incluso teníamos un notas que se ponía a narrar los partidos.
Lo mejor era la frase "...y el garbanzo pintado se va a las nubes, ¡¡uyyy!!". Siempre terminabas sudando a lo bestia y con los dedos negros como el tizón.


Nos inventábamos juegos de peleas entre super-héroes en lugar de jugar al Tekken e incluso nos pegábamos entre nosotros para darle más realismo y más sangre.
Comprábamos luchadores de combate que años después descubrimos que eran un timo (Pressing Catch) y disfrutamos de lo lindo con unos espectaculares militares americanos "héroes de Vietnam" como los Gijoe.

Si esto no era suficiente siempre teníamos una interminable colección de canicas de todos los colores posibles, las colecciones de la liga de fútbol con todos los álbumes, incluidos los de los mundiales.

Pero si algún juguete de aquellos me volvió loco fue sin duda el barco pirata de los playmobil, también llamados "arganboys".Después con el paso de los años te ibas haciendo mayor e ibas buscando juguetes o juegos de mesa que te llenaran más, hacías de investigador privado con el "quien es quien", de empresario hotelero con "Hotel" o de magnate inmobiliario tipo Julián Muñoz con el "Monopoli".
Desde luego si había alguno con el que desarrollabas la destreza era con el Magia Borras, que horas perdí intentando hacer desaparecer el pañuelo. Cada vez era la primera y última pero jamás conseguí hacer ninguno de los trucos.
Con el paso de los años te fuiste convirtiendo en un adolescente, empezabas a llevar reloj. Aquel inolvidable Casio negro con los número digitales molones con la famosa alarma del pi-pi-pí. Pero si algo marcó un principio y un final en nuestras vidas fue nuestro primer teléfono móvil. Un armatoste que pesaba cerca de 4 kilos, con una antena molesta que se clavaba en el paquetillo, con unas melodías horteras y que casi parecían morse y con una cobertura de 2 metros. Aquellos Alcatel de la compañía Airtel (aka Vodafone), de tarjeta prepago y con la que empezabas a desarrollar una dependencia que llega hasta nuestros días.

En el fondo aún mantenemos esa infancia, porque somos capaces de recuperarla de nuestros recuerdos cada vez que se requiere y en cualquier momento.

Mañana actualizaré con el pase de España a la final.

2 comentarios:

Roberto dijo...

El mitico Alcatel One Touch Easy...

Yo me sé de una que lo tenía, en amarillo...

Lo que no sé es si en aquella epoca ya era tan puta...

Metallisak dijo...

jajajajaja
yo también lo tuve, además en negro, como esa que dices.