Más de un mes ha pasado desde que volvimos de Escocia. Con la cabeza en mil sitios y, a la vez, en uno en concreto. Edimburgo me ha dejado una huella imborrable y un recuerdo que no me permite pensar en cualquier otro destino sin acordarme de la barbaridad de viaje que nos dimos por sus calles llenas de historias, de magia y de encanto. Y de eso mismo voy a hablar a partir de ya mismo. Comienza una serie de post con las mejores y más famosas historias de fantasmas, asesinatos, brujería y magia de la ciudad de Edimburgo.
En septiembre de 1741, Brodie era un ebanista muy apreciado por todos… Un vecino de lo más normal.
De día construía armarios, además de otros muchos muebles, para la gente más rica de la ciudad. Y gracias a ello conoció los alojamientos de cada uno de ellos.
Llegó a ser tan respetado que, no me digáis como, llego a ser concejal de la ciudad.
Pronto comenzó a hacer copias de las llaves de todos los clientes para los que trabajaba.
Y cada noche, entraba en sus casas y robaba, saliendo cargado de oro, joyas y dinero.
Nadie sospechaba de él, pero la noche del 5 de marzo de 1788, no pocos fueron los testigos que vieron a Brodie asaltando la Oficina General de Impuestos de Escocia. Esta vez el robo fue fallido.
Y solo unos meses después, tras ser juzgado, se llevó a cabo su ajusticiamiento con la horca, al aire libre y a pocos metros de donde está en la actualidad el pub, donde ahora puedes beber cerveza ilustrándote con la historia de la ciudad.
Lo más irónico es que la horca en la que fue ajusticiado, la había fabricado él...
P.D: La semana que viene os contaré la historia de Maggie, la medio-colgada.
William Brodie nació en Edimburgo, al igual que Robert Louis Stevenson, que fue el escritor de Dr Jekill & Mr Hyde. ¿Por qué digo esto? Porque al parecer Stevenson frecuentaba ese pub y recordó que de pequeño le habían contado la historia de ese hombre y al escribir su novela se basaría en la vida de este hombre, William Brodie.LA HISTORIA DE WILLIAM DEACON BRODIE
... Y MÁS CONCRETAMENTE, SU PUB
En septiembre de 1741, Brodie era un ebanista muy apreciado por todos… Un vecino de lo más normal.
De día construía armarios, además de otros muchos muebles, para la gente más rica de la ciudad. Y gracias a ello conoció los alojamientos de cada uno de ellos.
Llegó a ser tan respetado que, no me digáis como, llego a ser concejal de la ciudad.
Pronto comenzó a hacer copias de las llaves de todos los clientes para los que trabajaba.
Y cada noche, entraba en sus casas y robaba, saliendo cargado de oro, joyas y dinero.
Nadie sospechaba de él, pero la noche del 5 de marzo de 1788, no pocos fueron los testigos que vieron a Brodie asaltando la Oficina General de Impuestos de Escocia. Esta vez el robo fue fallido.
Y solo unos meses después, tras ser juzgado, se llevó a cabo su ajusticiamiento con la horca, al aire libre y a pocos metros de donde está en la actualidad el pub, donde ahora puedes beber cerveza ilustrándote con la historia de la ciudad.
Lo más irónico es que la horca en la que fue ajusticiado, la había fabricado él...
P.D: La semana que viene os contaré la historia de Maggie, la medio-colgada.
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