La final de la Copa de Europa de la temporada anterior había enfrentado en Roma al Liverpool y a la AS Roma, que estuvo envuelto en clima de gran tensión y violencia. Ganó el Liverpool en la tanda de penaltis, pero muchos aficionados del Liverpool habían sido objeto de ataques violentos, antes y después del partido, por parte de los hinchas del AS Roma que, al jugar la final en su ciudad, eran abrumadora mayoría. Los días previos a la final de Heysel algunos medios sensacionalistas ingleses recordaron lo sucedido en Roma el año anterior, exasperando el ánimo de los aficionados ingleses frente los italianos.
El estadio estaba abarrotado con 60.000 espectadores, con más de 25.000 aficionados de cada equipo. Los fondos del estadio, detrás de las porterías, eran zonas sin asiento donde el público estaba de pie.
La UEFA repartió a las aficiones de cada club en diferentes zonas, y reservó unas zonas de para los aficionados belgas que quisieran asistir al partido. Pero muchas de las entradas reservadas al público local fueron adquiridas por hinchas de los dos equipos que, de esta manera, coincidieron en una misma zona.
Los sucesos se desencadenaron sobre las siete de la tarde, una hora antes de la hora del inicio del encuentro, en la zona Z, una zona de a pie situada en uno de los fondos del estadio junto a un córner. La zona Z estaba mayoritariamente ocupada por aficionados de la Juventus, pero era anexa a la zona X, donde había muchos aficionados del Liverpool.
Los hinchas más radicales del Liverpool FC situados en la zona X, muchos de ellos en evidente estado de embriaguez, empezaron a tirar objetos y se abalanzaron sobre los hinchas de la Juventus FC situados en la zona Z: se produjo una avalancha y los aficionados de la Juventus, intentando alejarse de los del Liverpool, se acumularon en el fondo de la zona, aprisionados por una parte contra el muro donde finalizaba la gradería, y por otra parte contra las vallas "protectoras" que separaban las gradas del terreno de juego.
Cientos de hinchas de la Juventus quedaron aprisionados contra las vallas, que eran fijas y no tenían salidas de emergencia, ante la presión de miles de aficionados.
La situación encrespó a los aficionados situados en el resto del estadio, impotentes desde sus localidades. Algunos aficionados, tanto de uno como de otro equipo, llegaron a saltar al campo armados con palos y otros objetos, y se dirigieron a las zonas de la afición rival con ánimo de agredirla.
Las fuerzas de seguridad se dedicaron entonces a tomar posiciones para evitar que la situación fuese a más. Hicieron cordones de seguridad intentando separar las zonas del estadio, convirtiéndolas en zonas estancas para evitar que se produjeran más invasiones de una zona a otra. Pero no intervinieron con la suficiente celeridad para restablecer el caos que se había producido en la zona Z. Además, al cerrar los accesos a la zona Z para que no pudiesen entrar aficionados, también impidieron que pudieran salir los que había en ella, hecho que convirtió la zona Z en una jaula donde cientos de aficionados seguían amasados y aplastados por la presión de la multitud.
La situación se prolongó durante muchos minutos a la espera de la llegada de especialistas que pudieran sacar las vallas que aprisionaban a los aficionados. Se produjeron cientos de casos de asfixia, aplastamiento y crisis de ansiedad.
Algunos aficionados incluso pudieron ser evacuados al terreno de juego por otros aficionados y por las fuerzas de seguridad, pero el número de agentes sanitarios fue insuficiente ante la situación y muchos aficionados recibieron los primeros auxilios de otros aficionados.
Finalmente las ambulancias llegaron a entrar al mismo terreno de juego y empezaron a evacuar a cientos de heridos, pero no se pudo evitar la muerte de 39 aficionados. La mayoría fallecieron por asfixia y aplastamiento. Muchos cadáveres fueron depositados en un espacio anexo al mismo terreno de juego, visibles desde otras zonas del estadio.
Los sucesos causaron un gran impacto mundial ya que ocurrieron pocos minutos antes del inicio del partido, cuando las televisiones ya estaban emitiendo las imágenes en directo para todo el mundo. Sólo se conoce el caso de una televisión que decidió suspender la emisión, la de la República Democrática de Alemania.
Ante la caótica situación, la UEFA sopesó la suspensión del encuentro, pero finalmente decidió que se jugase ante el riesgo de que la suspensión conllevase peores consecuencias. Esa decisión fue duramente criticada por la opinión pública.
Fuentes: Wikipedia / Diario As
1 comentario:
Xa mí, lo peor del partido es la celebración de Platiní del gol, me resulta irreal que no fuera consciente de la magnitud de la tragedia.
He visto la final un par de veces, y lo que más me llamó la atención fue, además del horrible partido, el silencio en la grada en la primera parte. Tremendo.
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