"Io te Bisogno una buona jornatta de travelo" [LA TOSCANA FEB'09]

¿Cómo una frase tan rara y sin sentido puede resumir un viaje? Pues sí, se deduce que de aprender italiano, ná de ná, pero pasarlo "de whore mother fucker", todo de todo.
Italia era el destino deseado para algunos, incluso la ilusión de la vida de otros. El caso, es que el viaje cogido con pinzas en un principio fue perfectamente planificado hasta el más mínimo detalle cuando llegó la hora de la verdad.
El pasado 14 de febrero (In Love Day?) partimos hacia la Toscana, algunos con más sueño que otros... Pisa nos recibió con los brazos abiertos pero con rifle en mano. La espera para recoger el coche de alquiler superó con creces lo que teníamos planeado. Más de una hora de espera, coronada con un lío de la hostia con las tarjetas de crédito y con un coche que parecía de juguete, he escuchado catarros que sonaban mejor que ese motor...la comida, pese a ser buena, fue una clavada por toda la escuadra, pero bueno estábamos al lado de la torre de Pisa, así que mereció la pena. Decir que Pisa en sí no me gustó, pero la Piazza dei Miracoli es increíble. Una inmensa plaza de mármol en la que están la famosa torre inclinada, el espectacular Duomo y el Baptisterio. Tras las fotos chorras de rigor sujetando la torre con las partes más insospechadas del cuerpo, pasamos a meternos en carretera, había ganas de pisar Firenze.
La llegada fue un tanto accidentada, y no por la manera de conducir de los italianos. Cuando llegamos al bello y céntrico hotel (edificio renacentista reconvertido en hotel) nos encontramos sin habitación y con una solución que básicamente consistía en apretarse, quíntuple al canto. Cuando bajamos a aparcar el coche, este no arranca, acababa de palmar...A veces me pregunto que haría otra gente al encontrarse tanto problema seguido en sus vacaciones, lo que no me pregunto es como reaccionamos nosotros. Que me dan una hostia, pues me levanto como un resorte. Nos revelamos ante las circunstancias y salimos buscando guerra...y cerveza. Todo lo que pueda decir sobre Firenze se quedará corto, creo que esta ciudad me va a marcar de por vida. Es tan bonita, espectacular, increíble, encantadora, mágica...(parezco José Luis Moreno).
La primera mañana en Firenze amaneció para nosotros muy temprano, pero esa era la idea. Nos fuimos a la Galería de los Uffizi. Allí nos esperaban los Giotto, Sandro Botticelli, Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Tiziano, Tintoretto, Caravaggio, etc...uff, un orgasmo de arte. Esculturas por todas partes, pero lo que más me llamó la atención fue, "El paseo de la Fama". Un patio enorme plagado de estatuas de estos grandes de la historia del arte y de otros como Brunelleschi, Dante, Maquiavelo, Piero della Francesca, Rafael, etc. Es una muestra absoluta del poder que llegó a tener esta ciudad.
La primera comida en Florencia fue, sin duda, la mejor de todo el viaje. Una tiendecita de licores se convirtió en improvisado restaurante y, nuestras ganas de juerga unidas a las del personaje dueño de la tienda hicieron el resto. Después para bajar la comida que mejor que subir la torre del Duomo de Santa Maria del Fiore con sus 400 y pico escalones. Por supuesto, no podíamos estar en Florencia sin pisar uno de los lugares más significativos, Il Ponte Vecchio. Este lugar desprende él solito, la misma magia que toda la ciudad. Además pasamos por practicamente todos los rincones de la ciudad, por la Piazza della Signoria, el Palazzo Vecchio, la Basílica de San Lorenzo, la basílica del Santo Spirito, y por supuesto, la Piazza della Repubblica. Este día lo terminamos en la habitación del hotel, muertos de cansancio y con las cervezas en la mano, para soñar cosas bonitas.
El último día en la Toscana lo pasamos de ruta. Salimos de Firenze tempranito y con la fresca, con coche nuevo (Smart para 5 personas con equipajes, xD) y con el GPS echando humo. La primera parada fue Siena. Entrar allí o retroceder 500 años en el tiempo es lo mismo. Al entrar en ciudades así te das cuenta de lo mal que se hacen las cosas en otros sitios. Es increíble como después de tanto tiempo aún mantienen ese aroma gótico que tuvo antaño.
Tras las compras pertinentes, nos fuimos a comer a un pueblecito que nos recomendó la señora del hotel, Coll Di Vall D'Elsa. Para ir a la parte antigua del pueblo había que ascender por un montacargas, y al llegar arriba te volvías loco.
La siguiente parada era la más esperada, junto con Siena. S. Giamignano nos recibió por la puerta grande. A unos 10 km de la ciudad, recorriendo cada curva del trayecto y con el sol de cara, se veían las sombras de sus 4 ó 5 torres, con toda la fortaleza. Mirando a un lado y a otro, en cualquier momento aparecerían los caballeros, los lanceros...pero no, estamos en 2009 aunque no lo pareciera. Después de un par horas pateando la increíble ciudadela de S. Giamignano, muy a nuestro pesar, tuvimos que abandonarla. Nuestro siguiente destino fue Lucca. Una pena llegar sin luz solar porque aquel pueblo prometía. Tras la cena, comenzó a llover por primera vez en todo el viaje, Italia lloraba nuestra marcha, igual que nos hizo Amsterdam el año pasado...
Pero antes de irnos, Pisa aún nos guardaba otra sorpresa. Al llegar al aeropuerto, nos lo chapan y nos quedamos en la calle a pasar la noche. Bueno, en la calle exactamente no. El Smart nos sirvió de dormitorio a 5 personas con sus 5 bolsas de equipaje. Un Smart para 4 personas, lleno a reventar.

El resumen del viaje es claro y sencillo: tengo claro que pienso volver más días, la Toscana es una región para perderse toda la eternidad y si vas con la gente adecuada ni te cuento.

Para la próxima entrada, os hablaré de los carnavales, pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.