Después de muchos viajes acompañado, este último me tocó hacerlo sólo. El destino, por todos conocidos, era Granada. Esta historia que les voy a contar es la de otro viaje más a la ciudad árabe de la tapa, el chupito y la nieve...
Todo empezó el pasado jueves. Llegué sobre el mediodía a Granada, al Hotel Perolo. Mis anfitriones me recibieron como siempre, inmejorable acogida con cerveza en mano y los brazos abiertos.
Nuestra primera noche fue tremenda. Después de las cañitas y las tapas típicas de "Graná" nos fuimos a un bareto que nos tenía reservada una grata sorpresa, además de una botella de ron Cacique Origen totalmente gratis, con sus refrescos y todo. Después de 4 cubatas y después de haber cenado a lo bestia, sólo gastar 10 euros era la hostia.
A la resaquilla siguiente, me levanté sorprendetemente temprano, asi que me fui a dar una gran vuelta por todo el centro de la ciudad, hasta llegar al Albaycín, sus mercados árabes, las teterías y, por supuesto, el mirador de San Nicolás. Se podría decir que me gasté mas en té que en copas la noche anterior.
Esa noche de viernes, tenía que ser la fuerte del fin de semana y no defraudó para nada. La cena tuvo lugar en un bar gallego. Revuelto de setas y pulpo a la gallega regado con Ribeiro, presentado de una manera espectacular, en una jarra de barro helada con forma de cabeza de cerdo. Después de la cena, nos fuimos a tomar un copazo a un bareto, también nuevo para mi, el Amsterdam. Buena música, buen ambiente y buena cerveza. Pero el momento algido de la noche llegaría momentos después, en la chupitería. Con eso ya está dicho todo. La vuelta a casa la hicimos con nuestro querido "kebab del borracho" y nuestro momento "mangar limones" para el cubata de estar por casa.
El sábado, tras un bestial desayuno, nos fuimos a Sierra Nevada. Nos alquilamos un trineo para varias horas, para hacer el tonto en la nieve, claro está. Horas después, cuando estábamos en plena caña al aire libre de la montaña, nos empezó a caer una monumental nevada, que aprovechamos para disfrutar al máximo.
Tras el descanso, por la noche volvimos a salir a la caña y la tapa. El cansancio se hacía presente en nuestras caras y, sobre todo, en nuestros cuerpos, pero aún sacamos fuerzas para seguir comiendo y bebiendo. Acabamos la noche bebiendo buenos vinos en un bar totalmente distinto al resto.
De vuelta a casa, toca hacer resumen definitivo del viaje. Mira que es dificil ponerle nota a este viaje, pero es que esta vez no repetimos nada hecho anteriormente, asi que toca decir mi habitual ¡ES-PEC-TA-CU-LAR!
3 comentarios:
Vaya pedazo de viaje, ya he visto las fotos en el tuenti. Un beso.
Seguire investigando para mantener el nivel de tapas y diversion para la proxima.
Un abrazo!!!
Acabo de llegar de Granada y ya tengo mono, necesito volver pronto!!jejejeje
2 bratsos
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