Nos encontramos en la capital de Escocia. Se trata de una ciudad que recibe un gran número de turismo a lo largo del año. Y no es para menos. Llama la atención, entre otras muchas cosas, el número de “Recorridos del terror”. Ahora mismo, tengo sobre mi mesa varios folletos que recogí a lo largo de mi visita. “Tour de fantasmas y tortura”, o “Descubre las calles subterráneas de Edimburgo”.
Uno de ellos, dice incluso: “Calma tus nervios al final del recorrido, tomando una copa en Nicol Edwards, el pub más encantado de Escocia”.
Buceando en la historia del pub, no encontramos nada que sea relevante, por lo que se trata de una forma de atraer la atención, que no deja de ser interesante. Lo que sí es cierto es que existe otra ciudad debajo de Edimburgo. Pasadizos e incluso alojamientos… Se trata de calles medievales, en las que se crearon tabernas o casas, y que principalmente tenían carácter defensivo. Sin embargo la claustrofobia, y cuestiones de sanidad, hicieron que la vida “volviera” a la superficie, y esta pequeña ciudad bajo el suelo fuera abandonada en el S. XIX.
Hace ahora menos de un año, un grupo de “cazafantasmas” encabezado por Richard Wiseman de la Universidad de Hertfordshire trataron de investigar estos pasadizos, sin llegar a ninguna conclusión clara.
Wiseman aseguraba creer que todas las historias que de fantasmas se cuentan sobre los subterráneos de Mary King’s Close son pura leyenda e imaginación popular.
Y es que la historia de este “subbarrio” cuenta que decenas de enfermos a causa de una gran plaga fueron abandonados en dicho lugar, en 1645, para morir, evitando el contagio a la gente sana. La leyenda asegura que alguna noche hay quien ha podido ser testigo de cómo unos seres vestidos de negro vagabundean por esta calle de la ciudad subterránea. No son las únicas vivencias paranormales bajo la ciudad de Edimburgo… Muchos aseguran que extraños ruidos como toses o lamentos, pueden escucharse casi diariamente, además de la percepción de fuertes olores.
El pequeño Bobby
Un poco más amable es la historia de Bobby, un pequeño terrier que vivía feliz junto a su amo, el policía John Gray, en 1856.
John y el perro se tenían un gran cariño. Pero un día, todo debió venirse abajo para el perro fiel, cuando su amo fallece a causa de la tuberculosis, y es enterrado en el cementerio de Greyfiars.
James Brown, el viejo enterrador y cuidador del cementerio en la época, queda asombrado al ver cómo el pequeño Bobby acompaña al cortejo fúnebre durante el entierro de su amo. El enterrador, que no permite la entrada de caninos al cementerio, decide echarlo sin más.
Pero a la mañana siguiente, cuando este despierta… Su asombro crece al divisar una pequeña figurita temblorosa que yace tumbada sobre el frío y húmedo mármol de la lápida de John Gray. Se trataba de Bobby, una vez más.
Aquello sucedía cada día. Bobby acudía a la tumba de su dueño todas las mañanas, y después se marchaba, y se sentaba a la puerta de un bar –que hoy sigue en pie- llamado “The eating house”, donde el dueño se ocupaba de darle al perro su almuerzo.
Cuentan que Bobby no abandonó la tumba de su dueño durante catorce años, hasta su propia muerte.
Actualmente, frente a “The eating house” encontramos un memorial al pequeño Bobby… El perro fiel.
Leer más...
Fuente: ikerjimenez.com
P.D: Este es un fragmento de un magnífico artículo de Javier Pérez Campos, para la web de Iker Jiménez y, por que no decirlo, para los que nos vamos a Edimburgo a buscar todas estas historias...
Uno de ellos, dice incluso: “Calma tus nervios al final del recorrido, tomando una copa en Nicol Edwards, el pub más encantado de Escocia”.
Buceando en la historia del pub, no encontramos nada que sea relevante, por lo que se trata de una forma de atraer la atención, que no deja de ser interesante. Lo que sí es cierto es que existe otra ciudad debajo de Edimburgo. Pasadizos e incluso alojamientos… Se trata de calles medievales, en las que se crearon tabernas o casas, y que principalmente tenían carácter defensivo. Sin embargo la claustrofobia, y cuestiones de sanidad, hicieron que la vida “volviera” a la superficie, y esta pequeña ciudad bajo el suelo fuera abandonada en el S. XIX.
Hace ahora menos de un año, un grupo de “cazafantasmas” encabezado por Richard Wiseman de la Universidad de Hertfordshire trataron de investigar estos pasadizos, sin llegar a ninguna conclusión clara.
Wiseman aseguraba creer que todas las historias que de fantasmas se cuentan sobre los subterráneos de Mary King’s Close son pura leyenda e imaginación popular.
Y es que la historia de este “subbarrio” cuenta que decenas de enfermos a causa de una gran plaga fueron abandonados en dicho lugar, en 1645, para morir, evitando el contagio a la gente sana. La leyenda asegura que alguna noche hay quien ha podido ser testigo de cómo unos seres vestidos de negro vagabundean por esta calle de la ciudad subterránea. No son las únicas vivencias paranormales bajo la ciudad de Edimburgo… Muchos aseguran que extraños ruidos como toses o lamentos, pueden escucharse casi diariamente, además de la percepción de fuertes olores.
El pequeño Bobby
Un poco más amable es la historia de Bobby, un pequeño terrier que vivía feliz junto a su amo, el policía John Gray, en 1856.
John y el perro se tenían un gran cariño. Pero un día, todo debió venirse abajo para el perro fiel, cuando su amo fallece a causa de la tuberculosis, y es enterrado en el cementerio de Greyfiars.
James Brown, el viejo enterrador y cuidador del cementerio en la época, queda asombrado al ver cómo el pequeño Bobby acompaña al cortejo fúnebre durante el entierro de su amo. El enterrador, que no permite la entrada de caninos al cementerio, decide echarlo sin más.
Pero a la mañana siguiente, cuando este despierta… Su asombro crece al divisar una pequeña figurita temblorosa que yace tumbada sobre el frío y húmedo mármol de la lápida de John Gray. Se trataba de Bobby, una vez más.
Aquello sucedía cada día. Bobby acudía a la tumba de su dueño todas las mañanas, y después se marchaba, y se sentaba a la puerta de un bar –que hoy sigue en pie- llamado “The eating house”, donde el dueño se ocupaba de darle al perro su almuerzo.
Cuentan que Bobby no abandonó la tumba de su dueño durante catorce años, hasta su propia muerte.
Actualmente, frente a “The eating house” encontramos un memorial al pequeño Bobby… El perro fiel.
Leer más...
Fuente: ikerjimenez.com
P.D: Este es un fragmento de un magnífico artículo de Javier Pérez Campos, para la web de Iker Jiménez y, por que no decirlo, para los que nos vamos a Edimburgo a buscar todas estas historias...
No hay comentarios:
Publicar un comentario